''Durante la grabación de Yes, please! Shaun Ryder tomaba una veintena de dosis de crack diarias. Cuando terminaron la grabación, el cantante "secuestró" las cintas, telefoneó a Tony Wilson (The Hacienda) y exigió un rescate de 40.000 libras. Factory Records no pasaba por sus mejores momentos económicos y Wilson confiaba en que el nuevo trabajo de Happy Mondays pusiera fin a las vacas flacas, así que Wilson volvió a hipotecar su casa para salvar las cintas.''
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